Para abrir la persiana metálica, se despliegan las lamas desde una posición enrollada hacia abajo hasta alcanzar la posición completamente abierta. Esto se logra mediante un sistema de guías laterales que permiten que las lamas se deslicen hacia abajo.
Para cerrar la persiana, se enrollan las lamas en un tambor ubicado en la parte superior de la abertura. Esto se realiza utilizando un mecanismo de enrollamiento que puede ser manual o motorizado.
Las persianas metálicas para locales comerciales suelen contar con sistemas de bloqueo y seguridad para garantizar la protección del local. Estos sistemas pueden incluir cerraduras multipunto, sistemas de cierre con llave o sistemas de bloqueo adicionales para aumentar la resistencia contra intentos de intrusión.
Algunas persianas metálicas pueden ser motorizadas y automatizadas para facilitar su apertura y cierre. Esto implica la instalación de un motor eléctrico que acciona el movimiento de las lamas. Las persianas motorizadas pueden controlarse mediante interruptores de pared, controles remotos o incluso pueden estar programadas para abrirse y cerrarse automáticamente en horarios específicos.
Además de la apertura y el cierre, las persianas metálicas pueden contar con sistemas de control y seguridad adicionales. Esto puede incluir sensores de obstáculos que detienen el movimiento de la persiana en caso de detectar algo en su camino, sensores de vibración que alertan sobre intentos de intrusión, o sistemas de monitoreo y control remoto para gestionar las persianas desde una ubicación centralizada.